Vicio 1: El Ska

Creo que es inevitable que hable personal aquí... De todas formas, no importa.

Hay estilos musicales que marcan para toda la vida, es increíble ver cómo un estilo musical pueder formar en uno actitudes hacia la vida o hacia la gente. Lo puedo decir porque una de mis influencias es el ska, tal vez la más importante y la etapa de mi vida en la que más he disfrutado.

Todo vino a mi mente hoy, cuando me dirigía a mi lugar de trabajo y empezó a sonar algo que mi reproductor de MP3 jamás había vuelto a botar cuando lo puse en modo aleatorio: Las Calles de Medellín de Los Coffee Makers me hizo volver por un instante a aquellos momentos en los que el ska era mi vida. Ropa blanca y negra, el cabello exageradamente corto (para el largo ue tengo ahora), cuadros bicromáticos y la actitud de Rude Girl. Esos años han pasado, debo admitir que ahora me gusta más otra música, pero el ska está en la cima de mis preferencias.

Y pensar que nació en Jamaica. Hay tantas discusiones entre si es el hijo o el padre del reggae... En mi opinión es el padre, y si presta atención las bases rítimas con tan similares que en ciertas situaciones es complicado aventurar conclusiones sobre si una banda es ska o reggae. Pocos saben también que es uno de los detonantes y elementos formadores de la cultura Punk.

Inglaterra fué el crisol y solo era cuestión de que se añadieran las semillas jamaiquinas para que aparecieran el Two-Tone que fué breve y presente solo en Inglaterra (y que se quemaría por su manía monocromática) y el rocksteady. Efectivamente el ska fué un virus, y se propagó por todo el mundo. Si bien no tuvo la fuerza o difusión comerciales como el rock alternativo, el grunge o similares, el ska persiste, está vivo y ha mantenido una base sólida.

Nostálgico, puede ser la palabra para definirlo. Y no es la nostalgia de tristeza y aflicción, es la nostalgia de los buenos tiempos, llena de alegría y optimismo contagiosos sin tocar lo cursi o lo candy. La moda ska, a pesar de haberse quedado en el blanco y el negro, demuestra que es muy social y que es bastante callejera, del ghetto de la gente.

Tal vez lo que más me gusta del ska es que no discrimina, no hay que tener el cabello corto o usar tirantas para ser bien recibido en un concierto de buen ska o para poder escucharlo como se debe. Ese es el problema de muchos skateros en el mundo, como todas las culturas juveniles pretender implantar un proteccionismo extremo para no caer en la banalidad de un mercado popular y comercial. Pero también es culpa de los plásticos, que deciden deformar una cultura o imitarla para ser reconocidos o llamar la atención. Es el caso de los Emo, un caso que me indigna, al tomar las lineas y algunos elementos de la moda ska para reflejar su estilo de vida decadente. Ya no se sabe si es ska o emo, las confusiones pueden ser frustrantes.

Los años han pasado, yo ya no estoy tan joven como antes, y no uso mis faldas negras o mis cinturones de cuadritos pero el ska todavía es contagioso, es inevitablemente viral y no he logrado escaparme de él, de ahí el que sea la banda sonora perfecta para empezar un día que parece no va a terminar o que está predestinado para ser un desastre.

Si le gusta el ska o quiere conocerlo, le recomiendo:
- The Skatalites, de primeros porque todo skatero le debe su alegría a éstos maestros.
- Madness, con el toque inglés y del ghetto londinense.
- Bad Manners
- Tijuana No! muestra el ska con toques Punk y rock, tal vez inspiradores de Odio a Botero aquí en Bogotá.
- Mojiganga de Medellín.